Misionero del Espíritu Santo: Vocación al amor

"Hacer a otros felices es ser feliz; esparcir en torno nuestro la alegría es poseer la fuente de ella"


Concepción Cabrera de Armida

martes, 3 de febrero de 2009

Discernimiento vocacional (1/7)

1. Oración

Señor, ¿qué quieres que haga? (Hch 22,10).La vocación no es algo que tú inventas, es un tesoro que encuentras. No es el plan que tú elaboras para tu vida, sino el proyecto que Dios-Trinidad te propone y te invita a realizar. No es principalmente una decisión que tú tomas, sino un regalo que recibes, una llamada a la que respondes.Para descubrir lo que Dios quiere de ti, haz oración. Eso hicieron Samuel (1S 3,10), Ezequiel (Ez 2,1–3,11), Jesús de Nazaret (Lc 3,21), María Magdalena (Jn 20,17), Pablo de Tarso (Hch 9,11)…En la oración podrás encontrar a Jesucristo y experimentar su amor; el Espíritu Santo afinará tu oído para que puedas escuchar, y te dará fortaleza y audacia para responder.En el diálogo con Jesús podrás oír su voz que te llama: «ven y sígueme» (Mc 10,21); o bien, escucharás que te dice: «vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti» (Lc 8,39).No basta con que ocasionalmente te acuerdes de Dios y le pidas que te ilumine, es necesario que dediques momentos formales a la oración. Puedes orar diariamente (al menos unos quince minutos), tomar un día de retiro o hacer unos ejercicios espirituales.La oración, además de ser el primer paso del proceso de búsqueda, es un ejercicio que deberá estar presente a lo largo de todo tu discernimiento vocacional.Al dar este paso podrás decir: «Me fascina Jesucristo». «Quiero encontrar la voluntad de Dios para mí». «Quiero realizar su proyecto».
2. Percepción
3. Información
4. Reflexión
5. Decisión
6. Acción
7. Dirección espiritual

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LA FELICIDAD... que muchos buscan y pocos encuentran.. está en Jesús

"Si el hombre quiere saciar la sed de felicidad que le quema las entrañas, es a Cristo hacia quien debe dirigir sus pasos"

(Juan Pablo II)